18 de enero de 2014

Bizcocho de vainilla y café

Los bizcochos son una de las especialidades de la repostería más asequibles a la hora de  elaborarlos, y por eso se encuentran entre las que más satisfactorias nos resultan a los cocinillas con más (buena) voluntad que mañas y conocimientos. Es difícil hacer un mal bizcocho, a poco que se tengan en cuenta unas pocas reglas elementales, y es de las preparaciones que admiten múltiples variaciones con sólo añadir o cambiar algún ingrediente. Partiendo de una idea básica que incluye harina, leche o mantequilla, huevos y algún edulcorante, podemos dejar volar la imaginación, y ahí está la blogosfera culinaria llena de bizcochos de limón, naranja, chocolate, almendras, yogur, cualquier futa que imagine... o mezcla de cualquiera de ellos para dar fe.  ¿La reglas elementales? Bien sencillas:  Elaborar la masa sin prisas, mezclando cuidadosamente los ingredientes hasta conseguir una masa fluida y sin grumos. Añadir los huevos de uno en uno y no añadir el siguiente hasta no tener bien incorporado el anterior. Recordar que cuanto más se bata la masa más esponjoso será el bizcocho. Tener el horno precalentado a unos 180º - 190º. No abrir nunca la puerta del horno mientras la masa está subiendo para evitar que la temperatura baje bruscamente, ya que entonces nuestro bizcocho no subiría como debería. Si el bizcocho se dora demasiado pronto porque hemos puesto el horno un poco más fuerte de lo necesario, tapar con un papel para horno humedecido para que el bizcocho acabe de cocerse sin que se queme... Dejarle enfriar antes de desmoldarle y dejar que acabe de enfriarse sobre una rejilla para que pierda el exceso de humedad... Y vamos ya a la cocina. (Aunque yo he utilizado sacarina, es evidente que puede utilizarse el edulcorante preferido, incluido, es claro, el azúcar, en cuyo caso no más de 100 gr. Si usa otro edulcorante, como estevia, por ejemplo, siga sus propias preferencias.  Y por supuesto que el café puede ser descafeinado si se quiere. Las cantidades especificadas sirven para un molde del tipo plum cake de unos 20 cm.)

Ingredientes
200 gr de harina
4 huevos
125 gr de mantequilla
60 gr de almendras molidas
1 sobre de levadura tipo Royal
2 cucharaditas de café soluble o 1/2 taza de café concentrado
1 cucharadita de esencia de vainilla
2 gr (2 sobrecitos) de sacarina

  • Dejamos que la mantequilla se ablande hasta que adquiera el punto pomada.
  • Disolvemos el café en media taza de agua y reservamos.
  • Untamos el molde con un poco de mantequilla y harina y encendemos el horno a 180º.
  • Batimos en un cuenco la mantequilla con las varillas, o con un tenedor,  hasta conseguir una crema fluida. Añadimos el edulcorante y mezclamos bien. Si utiliza azúcar, bata bien hasta tenerla perfectamente integrada.  
  • Añadimos las almendras y mezclamos de nuevo muy bien.
  • Vamos añadiendo los huevos de uno en uno y batiendo para integrarlos en la masa, no añadiendo el siguiente hasta tener bien integrado el anterior.
  • Mezclamos la levadura con la harina y vamos incorporándola tamizada con ayuda de un colador, mezclando muy bien para que no queden grumos. (Es más fácil si no agregamos toda la harina de un golpe.)
  • Separamos en dos cuencos esta masa y añadimos la vainilla en uno y el café en el otro, mezclando cuidadosamente.
  • Vertemos ahora en el molde la masa con el café, y sobre ella la masa con la vainilla procurando que no se mezclen del todo. Recuerde que el molde sólo debe quedar lleno en sus dos terceras partes.
  • Llevamos al horno y dejamos hasta que al pinchar en el centro el pincho salga limpio. 
  • Dejamos enfriar antes de desmoldar y ponemos nuestro bizcocho sobre una rejilla para que pierda el exceso de humedad.