30 de mayo de 2014

Pasta al ajo con setas y jamón

De entre la multitud de tipos de pasta existentes, hoy vamos a elegir una pasta corta para preparar una receta muy sencilla y nutritiva. En este tipo de pastas es frecuente la adicción de ingredientes que colorean la pasta original, lo que da un carácter más atractivo al plato, y si esos ingredientes son de origen natural (verduras como la zanahoria, remolacha, espinacas... ) enriquecen también su contenido nutricional. No suelen afectar al sabor, salvo que se hayan añadido especias, por ejemplo, ya que las salsas con las que suele servirse enmascaran casi siempre esos sabores. Para nuestra receta se han utilizado unas caracolas con vegetales (pero puede elegirse el tipo que se prefiera) aliñadas con ajo ligeramente frito en aceite de oliva y acompañadas con una setas salteadas con jamón. (En esta época del año, las setas serán deshidratadas o congeladas, salvo que usemos alguna cultivada. En el primer caso prepararemos las setas según se indique en el correspondiente envase antes de saltearlas.)

Ingredientes para cuatro personas
300 gr de pasta corta
400 gr de setas variadas
4 dientes de ajo
75 gr de jamón picado
Un ramillete de perejil
Dos hojas de laurel
Sal
Aceite oliva
Pimienta

  • Cocemos la pasta, según las indicaciones del fabricante, en abundante agua con sal y las hojas de laurel.
  • Mientas, freímos los ajos, pelados y laminados, en un sartén con un chorro de aceite. Ojo que no se quemen.  Retiramos y reservamos.
  • Salteamos las setas troceadas y las reservamos.
  • Cuando la pasta esté cocida la escurrimos y la rehogamos un par de minutos en el aceite de haber frito los ajos.
  • Añadimos las setas y el jamón, dejamos un minuto más mezclando bien y añadimos pimienta al gusto y los ajos fritos.
  • Servimos con un poco de perejil finamente picado por encima.


28 de mayo de 2014

Ensalada tibia de guisantes con jamón

La temporada del guisante está a punto de terminar, así que vamos a despedir a esta rica legumbre con una receta sencilla y apetitosa, una variación sobre la idea tradicional de los guisantes con jamón, con esta ensalada tibia donde la cebolleta y el pepino ponen el toque crujiente, el pimiento rojo añade una nota de color y el jamón aporta su irresistible sabor. Una suave vinagreta avivada por la pimienta corona esta ensalada fácil de preparar y de éxito seguro en la mesa.

Ingredientes para cuatro personas
800 gr de guisantes
Un pimiento rojo
Un pepino
Dos cebolletas
75 gr de picadillo de jamón
Aceite de oliva
Vinagre de manzana
Sal
Pimienta



  • Desgranamos los guisantes  y los hervimos al vapor durante diez o quince minutos pero procurando que no queden demasiado hechos. Retiramos y reservamos.
  • Mientras, picamos en juliana fina la cebolleta, el pepino y el pimiento y lo mezclamos todo en un cuenco.
  • Preparamos una vinagreta mezclando a nuestro gusto un buen aceite de oliva virgen extra con el vinagre de manzana, un poco de sal y pimienta negra recién molida. No sea tacaño con la pimienta.
  • Añadimos los guisantes a las verduras, aliñamos con la vinagreta y servimos acompañados por el picadillo de jamón.


26 de mayo de 2014

Tortilla de cebolla y calabacín

La tortilla es uno de los inventos más resultones en la cocina. No sólo es sencilla de preparar, rica al paladar y además nutritiva, sino que permite todas las variaciones que la iniciativa del cocinero (o del cocinillas) sea capaz de inventar. Sólo hay que tener cuidado, claro, para que los ingredientes no chirríen al unirlos. Pero solventado eso, casi todo vale: verduras, marisco, hierbas y especias, y las mezclas de todo ello que se nos ocurran. Así que vamos hoy con una en la que la mezcla de cebollas se alía perfectamente con el calabacín para darnos una tortilla jugosa en la que el toque avellanado del sésamo da el punto especial.

Ingredientes
Cuatro huevos
Un calabacín grandecito
Dos - tres  chalotas
Una cebolla roja
Una cebolla blanca
Una cucharada de semillas tostadas de sésamo
Sal
Aceite de oliva

  • Pelamos las cebollas, las cortamos en juliana y las pochamos en una sartén honda, con un chorro de aceite y un poco de sal, a fuego suave sin dejar que cojan color. Cuando estén transparentes retiramos el exceso de aceite y reservamos. Deben quedar bien escurridas. Reservamos también una cucharada del aceite.
  • Mientras se hacen las cebollas, lavamos el calabacín, le cortamos en rodajas finas y le hervimos al vapor durante tres minutos. Reservamos.
  • Molemos las semillas de sésamo con molinillo de café o en un mortero. Reservamos.
  • Batimos los huevos con un poco de sal, añadimos las semillas de sésamo, las cebollas pochadas y el calabacín y mezclamos bien. Dejamos reposar unos minutos.
  • Cuajamos,  a fuego suave y cuidando que no se queme, en la misma sartén donde hemos pochado las cebollas, con un hilo del aceite que habíamos reservado.
  • Damos la vuelta a la tortilla y repetimos la operación.
  • Podemos servir acompañada de unas rodajas de tomate o una ensalada verde.

23 de mayo de 2014

Pavo adobado con berenjenas al comino

Es sabido que junto a la ventaja de su disponibilidad y de su (supuesto) abaratamiento, con la consiguiente utilidad social que eso supone, la producción industrial (y masiva)de algunos alimentos conlleva, lamentablemente, la pérdida calidad como ocurre en el evidente caso de algunas carnes, sobre todo de aves como el pollo o el pavo. Así que a la hora de cocinarlos conviene tratarlos de forma que esa pérdida se compense. Y una forma de hacerlo, sencilla y de resultados satisfactorios es el adobado o marinado previo. Especias, hierbas aromáticas, vino y vinagre o aceite nos permiten ganar un plus de sabor... Y una cocción ligera hace el resto. En la receta que hoy les ofrezco, unos simples filetes de pavo a la plancha se convierten en un delicioso bocado por obra y gracia de un marinado con vino blanco, ajo, perejil, pimienta, pimentón y cebolleta. Las berenjenas al vapor aromatizadas con comino coronan un plato suculento, completo y saludable.

Ingredientes para cuatro personas
12 filetes de pavo
2 berenjenas
Un vaso de vino blanco
El tallo verde de dos cebolletas (dos cucharadas)
2 dientes de ajo
Un ramillete de perejil
Una cucharadita de pimienta negra en grano
1/2 cucharadita de pimentón dulce
1/2 cucharadita de cominos
2 hojas de laurel
Sal
Aceite de oliva

  • Comenzamos adobando el pavo con suficiente antelación, preferiblemente la noche antes para que el marinado impregne bien la carne. En un mortero trituramos los ajos pelados junto con el perejil picado, los granos de pimienta y un poco de sal. Agregamos el pimentón, el vino y el tallo de las cebolletas picado muy fino y mezclamos bien.
  • En un recipiente adecuado ponemos los filetes de pavo y los cubrimos con el adobo. Dejamos reposar un mínimo de dos horas, y a ser posible toda la noche.
  • Cuando nos pongamos a preparar la comida, lavamos bien las berenjenas, las secamos y las cortamos en rodajas como de un centímetro de grueso. La salamos y las dejamos en una fuente unos veinte minutos para que suelten el agüilla amarga.
  • Hervimos al vapor estas rodajas de berenjena junto con las hojas de laurel. Seis u ocho minutos serán suficientes. Apagamos el fuego y reservamos.
  • En una sartén con un hilo de aceite pasamos los filetes de pavo hasta que estén a nuestro gusto, pero no deje que se hagan mucho.
  • Servimos acompañados de las berenjenas espolvoreadas con el comino bien molido y regadas con el jugo que han soltado los filetes de pavo.


21 de mayo de 2014

Creps de puerro y queso con crema al orujo


Elaborado por destilación del hollejo de la uva, el orujo es un rico aguardiente conocido y degustado por sus propiedades digestivas. Pero es susceptible también de ser usado en la cocina, como bien saben gallegos o cántabros, formando parte de salsas, cremas dulces... o, por supuesto, ese fastuoso milagro que es la queimada. Hay que recordar, eso sí, que se trata de un licor de muy alta graduación alcohólica, por lo que debe utilizarse (al menos como ingrediente en la cocina) con cierta precaución. Mi estreno con el orujo en la cocina ha sido una crema de puerros para acompañar estos creps de cuyo relleno forman parte también unos puerros pochados, que mezclados con una crema de queso y aromatizados con albahaca nos dan un plato de capricho, apto tanto para comer tibio, recién hecho, como frío si lo dejamos un buen rato en la nevera. Sírvalos con un ribeiro blanco fresquito... y a disfrutarlos.  (Nota: los expertos aconsejan rechazar el primer crep por considerar que queda demasiado impregnado de mantequilla. Decida usted mismo.)

Ingredientes para alrededor de ocho creps
125 gr de harina
250 ml de leche
2 huevos
50 gr de mantequilla
8 -10 puerros
250 gr de crema de queso
Un manojillo de albahaca
Un vasito de orujo blanco
Un vaso de caldo de verduras
Sal
Aceite de oliva

  • Pelamos y  lavamos bien los puerros, quitamos la parte verde, los cortamos en juliana gruesa y los ponemos a fuego suave en una sartén con un chorro de aceite y un poco de sal. Recuerde que los puerros se queman enseguida, vigile para que eso no ocurra, bajando el fuego si es necesario.
  • Cuando ya estén, retiramos del fuego y escurrimos el exceso de a aceite y reservamos. Deben quedar bien escurridos.
  • Ponemos en el vaso de la batidora la leche,  los huevos y la mantequilla que habremos fundido previamente al baño maría. Añadimos la harina, cerniéndola con ayuda de un colador, y una pizca de sal y batimos bien: pasamos la mezcla resultante por un colador para eliminar cualquier grumo que pueda haber y dejamos reposar unos quince o veinte minutos.
  • Mientras, preparamos la crema al orujo: apartamos una parte del pochado de puerro (tres o cuatro cucharadas) y lo trituramos con la batidora junto con el caldo de verduras hasta conseguir una crema fina que pasaremos por el chino o por un colador.
  • Llevamos a fuego suave, añadimos el orujo y dejamos reducir hasta conseguir una crema fluida pero consistente. Retiramos del fuego y reservamos.
  • Ponemos a fuego medio una sartén antiadherente en la que dejaremos fundir un dado de mantequilla. Cuando esté caliente vertemos un cazillo de la masa y extendemos moviendo circularmente la sartén y cuando esté cuajado damos la vuelta con ayuda de unas pinzas o una espátula. Retiramos y vamos reservando en una fuente
  • Repetimos la operación hasta haber acabado toda la crema.
  • Rellenamos los creps con el pochado de puerro, una cuchara de crema de queso y espolvoreamos con la albahaca bien picada. Enrollamos formando rollitos.
  • Servimos en un plato que habremos salseado con la crema al orujo.





19 de mayo de 2014

Ensalada de rúcula y aguacate a la vinagreta de cebollino con dados de manzana y queso manchego

He aquí una ensalada ideal para abrir una cena en la que sorprender y conquistar a nuestros comensales, (cena que podría continuar con esta lubina rellena y acabar con esta gelatina de naranja y cava sobre carpaccio de fresas.) Pero volvamos a nuestra ensalada. La mezcla de sabores y texturas de la manzana, el queso y el aguacate es sólo uno de sus atractivos a los que la vinagreta de cebollino se une para lograr un resultado sorprendente, con el contraste entre lo refrescante de la manzana y lo recio del queso más la suavidad del aguacate. La rúcula añade su toque suavemente amargo para redondear el conjunto. En cuanto al queso utilice (para esta ensalada) sólo manchego auténtico, esa joya de la gastronomía española elaborado con leche de oveja. El punto de curación queda al gusto personal, pero aconsejo un queso bien curado, viejo incluso.

Ingredientes para cuatro personas

Dos aguacates maduros pero no blandos
Dos manzanas reineta
200 gr de queso manchego curado
100 gr de hojas de rúcula
Un manojillo de cebollino
2 cucharadas de vinagre de manzana
1 dl de aceite de oliva virgen extra
Una lima
Sal

  • Comenzamos preparando la vinagreta con tiempo suficiente, al menos un par de horas, aunque queda en su punto ideal si la preparamos la víspera. Para ello, picamos finamente el cebollino y lo trituramos en el mortero con una pizca de sal. Añadimos el aceite y el vinagre, mezclamos bien y reservamos.
  • Pelamos los aguacates, los cortamos en rodajas, los rociamos con un poco de zumo de lima para evitar que se oxiden, salamos ligeramente y reservamos.
  • Pelamos las manzanas, las cortamos en dados y las rociamos también con un poco de zumo de lima. reservamos.
  • Cortamos el queso en dados del mismo tamaño que los de manzana y reservamos.
  • Aliñamos la rúcula con nuestra vinagreta y emplatamos artísticamente todos los ingredientes, poniendo unas gotas de la vinagreta sobre los dados de manzana.

16 de mayo de 2014

Alcachofas al ajillo con guisantes, espárragos y jamón

En esta época, primavera, llegan los primeros productos frescos de la huerta, lo que hace que no sólo sean más sabrosos al estar en su temporada natural sino que suelen ser más baratos. Por eso, y para disfrutar de su alto valor nutritivo, es buena ocasión aprovechar para traer tres de los productos de temporada más delicados, y ponerlos juntos en un plato que hará las delicias de sus comensales. Una preparación tan sencilla como saludable que al estar hecha al vapor y con unos tiempos de cocción mínimos respeta los sabores y los realza. Porque los guisantes tiernos y los espárragos trigueros apenas necesitan cocinado, y las alcachofas a la plancha guardan todo su sabor que el ajo subraya. Si añadimos un toque de jamón ibérico, tendremos una receta para chuparse los dedos.

Ingredientes para cuatro personas
4 - 6  alcachofas, según tamaño
Dos manojos de espárragos verdes (mejor no muy gruesos)
500 gr de guisantes tiernos
4 dientes de ajo
75 gr de picadillo de  jamón ibérico 
Sal
Aceite de oliva

  • Desgranamos los guisantes y los hervimos al vapor durante unos ocho minutos, o hasta que estén tiernos pero no pasados. Retiramos y reservamos al calor.
  • Lavamos los espárragos, retiramos la parte más dura del tallo y los cortamos en trozos como de dos o tres centímetros. Los hervimos cinco minutos al vapor, retiramos y reservamos al calor.
  • Limpiamos las alcachofas de las hojas exteriores hasta llegar al corazón, las cortamos en láminas y las introducimos en un cuenco con agua fría y un chorrito de vinagre o zumo de limón para evitar que se ennegrezcan.
  • En una sartén con un chorrito de aceite doramos los dientes de ajo pelados y laminados, retirándolos en  cuanto cojan un poco de color. Reservamos.
  • Retiramos todo el aceite, y en esa misma sartén pasamos las láminas de alcachofa, bien escurridas, hasta que estén a nuestro gusto. Salamos y retiramos.
  • Mezclamos los guisantes con los espárragos en una sartén sin aceite, salamos con cuidado, (el jamón ya lleva sal) añadimos el jamón y damos un par de vueltas.
  • Servimos con las láminas de ajo por encima de las alcachofas, acompañadas de los guisante y los espárragos.


14 de mayo de 2014

Mini-empanadillas vegetarianas

Volvemos con unas mini-empanadillas, un capricho apto tanto para un picoteo como para un segundo si lo acompañamos con una ensalada, por ejemplo, o incluso para incluir en un entrante a base de pequeños bocados. En este caso he optado por un relleno ligero y jugoso donde prima la cebolla, con trocitos de tomate ligeramente confitado y un toque de cilantro. En lugar de freírlas las he horneado, con lo que el resultado es mucho más ligero, considerando  que la masa quebrada ya es bastante grasa, dado su contenido en mantequilla. A propósito de lo cual, hay que aclarar que, a pesar del título, en realidad sólo son aptas para ovolactovegetarianos puesto la masa quebrada, ya se ha dicho, está hecha con mantequilla. (Y recuerde: nunca diga pasta brisa ni masa brisa, absurdos y ridículos galicismos originados por alguien que no sabía ni español ni francés cuando tradujo pâte brisée, literalmente: masa quebrada.) Esta masa no es un tanto complicadilla de hacer en casa, pero en el mercado se encuentran varias de muy buena calidad.

Ingredientes (salen unas doce empanadillas)
Una lámina de masa quebrada
Dos cebollas
Tres - cuatro tomates maduros pero no blandos
Una cucharada de semillas de cilantro
Un huevo
Aceite de oliva
Sal
1/2cucharadita de azúcar

  • Pelamos la cebolla, la, cortamos en pluma y la ponemos a pochar en una sartén con un chorro de aceite y una pizca de sal. Debe quedarnos blanda pero sin que coja color: hágalo a fuego lento y vigile que no se queme.
  • Mientras, escaldamos los tomates, los pelamos, retiramos las semillas y los cortamos en gajos que pondremos a confitar  en un cazo o sartén con una pizca de aceite, a fuego muy suave. A media cocción añadimos el azúcar, removemos con cuidado y dejamos hasta que estén blandos pero cuidando que no queden muy aplastados.
  • Dejamos que escurra bien el aceite de la cebolla, la mezclamos con el tomate, añadimos las semillas de cilantro que habremos triturado con el mortero, mezclamos con cuidado y dejamos reposar hasta que la mezcla esté tibia.
  • Extendemos la masa y con ayuda de un cortapastas vamos recortando círculos hasta acabar la masa.  (Los recortes que van quedando los juntaremos en una bola que extenderemos con el rodillo para seguir recortando círculos hasta agotar la masa... etc...)
  • Precalentamos el horno a 180º.
  • Ponemos una cucharadita del relleno en cada círculo de masa, doblamos para formar la empanadilla y sellamos los bordes con un tenedor.
  • Pincelamos con el huevo batido, las colocamos en una bandeja de horno y las dejamos hasta que la masa esté dorara. 


12 de mayo de 2014

Truchas en escabeche

A veces, hurgando entre viejas fotos y antiguas cartas, entre papeles olvidados, se encuentran pequeños tesoros que nos devuelven a tiempos ya idos. Esta vez han sido unas recetas de cocina que mi madre escribía en trozos de papel, reverso de recibos, hojas de cuadernos o cartas para mi hermana que en aquellos días (era el final de los años 60) vivía en Barcelona. He rescatado algunas de esas recetas que iré publicando aquí conforme las vaya reproduciendo. Son recetas sencillas, para hacer en casa, pero tienen, al menos para mí (ay, las trampas de la nostalgia,) un encanto especial y la ventaja de estar hechas con ingredientes naturales. Como estas truchas escabechadas que hoy les ofrezco, cúya es la receta que yo he ajustado un poco, aunque sólo en lo que hace a las cantidades de los ingredientes. El escabechado, originario de la cocina árabe, es una de las técnicas más antiguas de conservación de alimentos. En la Wikipedia hay un interesante artículo sobre el origen de la palabra escabeche. En esencia, consiste en el precocinado mediante un caldo de vinagre, aceite frito, vino, laurel y pimienta en grano, así como diversas hierbas aromáticas. La trucha admite muy bien el escabechado, ya que su carne un tanto insípida resulta realzada por el fuerte sabor del escabeche. Eso sí, recuerde utilizar ingredientes de la mejor calidad: vale la pena.

Ingredientes para cuatro personas                        
   
Cuatro truchas
Un vaso de vinagre de vino
Un vaso de vino blanco
cuatro - seis dientes de ajo
Un limón
Una cucharada de tomillo
Una cucharada de orégano
Una cucharadita de pimienta negra en grano 
Seis hojas de laurel
Sal
Aceite de oliva

  • Lavamos bien las truchas ya evisceradas, las secamos cuidadosamente, las salamos al gusto y las freímos en una sartén con un chorro generoso de aceite de oliva. Hágalo a fuego suave para que la trucha se haga bien por dentro.
  • Cuando ya estén, retiramos las truchas y las colocamos en una fuente honda junto con las hojas de laurel y el limón, lavado y cortado en rodajas.
  • En el mismo aceite de freír las truchas freímos los dientes de ajo enteros sin dejar que se quemen y cuando ya estén añadimos el vinagre, el vino blanco, el tomillo, el orégano y la pimienta, dejando que reduzca un  poco.
  • Vertemos sobre las truchas este escabeche y dejamos reposar entre 12 y 24 horas.
  • Servimos la carne de las truchas limpia de piel y espinas y acompañada de un ensalada al gusto.


9 de mayo de 2014

Crema de nabo con camembert y piñones

 Se cree que el nabo se cultivaba ya hace unos cuatro mil años, proponiéndose lugares tan diversos como Afganistán o la cuenca del Mediterráneo como lugares de origen. Era muy apreciado por griegos y romanos, y durante la Edad Media fue un alimento de gran importancia en Europa. A partir del siglo XVI, con la introducción de la patata, su consumo y por lo tanto su cultivo, fueron decayendo, al menos para su uso en la alimentación  humana. Actualmente es raro encontrar recetas en las que intervenga, con algunas excepciones en cocinas regionales, como en el sabrosísimo caldo gallego. Y sin embargo, el nabo es un alimento con muchas y buenas propiedades: escaso aporte calórico, pobre en hidratos de carbono, rico en fibra, con un alto contenido en potasio y vitamina C...  Así que vamos a reivindicar su uso en nuestras cocinas tanto como protagonista como acompañando otros platos, de arroz o legumbres, por ejemplo. Hoy, vamos a preparar una crema de nabo a la que añadiremos queso camembert y semillas molidas de sésamo, consiguiendo así una delicada mezcla de sabores en verdad sugestiva. El toque final de unos piñones ligeramente tostados corona con su crujiente sugerencia de pinares y aire libre este plato más que recomendable.

Ingredientes para cuatro personas
400 gr de nabos
Cuatro cebolletas medianas
125 gr de crema de queso camembert
2 cucharadas de semillas tostadas de sésamo
2 cucharadas de piñones pelados
Sal
Dos o tres hojas de laurel
Nuez moscada

  • Pelamos los nabos y las cebolletas, los troceamos y los hervimos al vapor, durante ocho o diez minutos, en una cazuela donde habremos puesto las hojas de laurel.
  • Mientras, tostamos ligeramente los piñones en una sartén con y los reservamos.
  • Trituramos con la batidora hasta conseguir un crema con la consistencia que prefiramos, añadiendo si hace falta, agua de la cocción.
  • Trituramos las semillas de sésamo con ayuda de un molinillo de café, por ejemplo, y las añadimos a la crema anterior. Mezclamos bien.
  • Pasamos esta mezcla por el chino o por un colador y llevamos a fuego suave, sin dejar que hierva.
  • Añadimos el queso, removiendo bien mientras va fundiendo para conseguir una buena mezcla y salamos al gusto.
  • Servimos inmediatamente, acompañado con los piñones y espolvoreado con nuez moscada.



7 de mayo de 2014

Flan de café a la vainilla con nísperos confitados en brandi

Según parece, el origen del flan se remonta a los tiempos del Imperio Romano y se atribuye  su invención a un tal Apicio, gastrónomo, del que se supone que vivió en el siglo I. La receta aparece en su obra De re coquinaria (Sobre materia de cocina, o Sobre las cosas de la cocina.) Lo cierto es que el tal libro es del siglo IV o V, así que probablemente sea sólo otra leyenda. Por cierto, que de la palabra flan se dice que es, (cómo no, tratándose de una delicatesen,) de estirpe francesa. Sea como sea es sin duda una auténtica delicia y yo conozco a alguien que asegura que es uno de los dos mejores inventos de la humanidad. (El otro, dice, es la ducha, sobre todo si se toma bien acompañado.) Pero volviendo a las cosas serias, el flan es un postre que a todo el mundo agrada, que permite variaciones que pueden cambiar ligera o incluso drásticamente su sabor y hasta su textura, lo que da opción a, con la misma idea, preparar platos distintos. Y es tan fácil de hacer como mezclar huevos, leche, edulcorante... y cocinarlo al baño maría. Aquí  vamos a aromatizarlo con café y vainilla, usaremos estevia o sacarina en lugar de azúcar y lo serviremos acompañado de unos nísperos (aprovechando que están de temporada)  confitados en brandi. Una fórmula que va a dejar satisfechos y felices a sus comensales. (Si utiliza estevia como edulcorante, agregue 2 cucharaditas de postre. Si decide utilizar azúcar, recuerde que deberá proveer dos cucharadas por huevo. Para la sacarina, un par de sobrecitos bastarán. Pero el duce, siempre a su gusto.)

Ingredientes para cuatro flanes individuales        

50 cl de leche
8 huevos
Una taza de café (puede usarse descafeinado)
Edulcorante: azúcar, estevia, sacarina (al gusto)
1 - 2  vainas de vainillas
4 nísperos
Un vaso de brandi

  • Batimos los huevos con el edulcorante. Reservamos
  • Ponemos en un cazo la leche, añadimos la vainilla incluida la vaina, (recuerde: extraemos las semillas del interior de la vaina cortándola cuidadosamente a lo largo) llevamos al fuego y en cuanto empiece a hervir la retiramos y reservamos en infusión hasta que esté tibia.
  • Retiramos las vainas de vainilla y añadimos el café y el batido de huevos.
  • Vertemos esta mezcla en flaneras individuales o en una grande, las colocamos en una bandeja, apta para el horno,  con un vaso grande de agua en el fondo, y lo llevamos al horno que habremos precalentado a 180º. Dejamos hacer unos veinte minutos o hasta que al pinchar el flan el picho salga limpio.
  • Dejamos enfriar. (Es buena idea hacerlos con suficiente antelación, la noche antes, por ejemplo, guardándolos  en la nevera.)
  • Cuando vayamos a servirlos, pelamos los nísperos, les quitamos las semillas y la telilla interior, los cortamos en gajos y los ponemos en un cazo con el brandi, a fuego muy suave. Dejamos que se hagan hasta que el brandi haya reducido a la mitad.
  • Sacamos los gajos, dejamos que escurran y reservamos.
  • Desmoldamos los flanes y servimos acompañados de los gajos de níspero y bañados con el brandi de haberlos confitado.