16 de noviembre de 2013

Cómo comprar alimentos a través de Internet. Y cómo venderlos.

Muestra de los productos recibidos
Comprar a través de Internet, on line, como suele decirse con ese precioso e innecesario anglicismo, tiene ventajas e inconvenientes como todo en esta vida donde, ya se sabe, nada es verdad ni es mentira. Esta perogrullada parece especialmente cierta cuando lo que compramos son alimentos, y más aún si se trata de alimentos perecederos como las frutas y verduras. ¿Ventajas? Claro: cómodamente sentados ante el nuevo altar hogareño, ese ordenador cuyo nombre cada vez tiene más sentido, sólo tenemos que pulsar unas pocas teclas, elegir entre unas preciosas fotos, y ya tenemos nuestra compra hecha: comodidad y rapidez innegables. ¿Inconvenientes? No sabemos qué estamos comprando, el servicio de entrega puede demorarse... con el consiguiente riesgo de pérdida de calidad del producto. Hablo, ya lo he dicho, del ejemplo típico de alimentos perecederos. Naturalmente, a los proveedores de estos productos les interesa que todo funcione correctamente ya que es la forma de que su negocio marche como debe, y esa es también la mejor garantía que tenemos los compradores. Luego está el factor suerte, claro, pero eso ya es otro cantar. A mi juicio, lo mejor es no comprar en la primera página que nos enseñe el señor Google, conviene investigar un poco comparando precios y no fiarse de las fotos; elegir sitios que ofrezcan una dirección de atención al cliente y ponerse en contacto con el vendedor antes de la primera compra e informarse directamente también es buena idea. Pregunte a amigos y conocidos por su experiencia si ya han comprado de esta forma... Por su parte, las empresas de venta por Internet de este tipo de mercancía tienen, aparte de la obvia publicidad, una forma muy curiosa para darse a conocer: lo que yo llamaría, sin ninguna intención peyorativa, la publicidad inducida: se hace un obsequio a, pongamos por caso, un bloguero que hable de cocina y de recetas de cocina y se le pide que comente lo que considere oportuno, y con toda libertad sobre los productos recibidos. El sutil mensaje queda tan claro que casi resulta ingenuo. Bueno. Pues eso es lo que Vivelafruta.com , a través de RED facilisimo.com (o viceversa) han hecho: han tenido la gentileza, que yo les agradezco enormemente, de enviarme una muestra de sus productos: una enorme caja de hortalizas. Así que yo, con toda libertad y cumpliendo mi parte del pacto implícito al aceptar el obsequio, les doy mi opinión. El envío, teniendo en cuenta que Vivelafruta operan desde Castelldefels en Barcelona y que yo vivo en Madrid, ha llegado con una rapidez realmente encomiable: dos días. Perfectamente empaquetado y embalado en una caja de cartón. Su contenido: puerros, tomates, patatas, cebollas, ajos, pimientos verdes y rojos, berenjenas, calabacines, pepino, coliflor, col, lechuga (iceberg, lástima) limones, zanahorias, calabaza... Y creo que no me olvido de nada. Sí. Y un ramillete de perejil. La calidad de todas estas hortalizas es en verdad muy buena y no hay ninguna pega que ponerles: frescas y como recién cortadas. Un pero, que es más una manía, seguramente: la lechuga iceberg, ese engendro insípido que debería desaparecer de las verdulerías de calidad. No puedo hablar de precios: un regalo es un regalo y yo no he pagado ni un céntimo por esta  especie de cuerno de la abundancia, aunque los precios que aparecen en su página web parecen muy interesantes. En cualquier caso, dejadme acabar con otra frase hecha: cada uno habla de la feria según le va en ella. Quiero decir que la única ley por la que uno debe guiarse en estos asuntos es la propia experiencia. Yo, por supuesto, reitero mi agradecimiento a Vivelafruta.com  y a  RED facilisimo.com.