23 de septiembre de 2013

Empanada de conejo

En su novela Ángeles rebeldes el escritor canadiense Robertson Davis describe una cena navideña que haría las delicias de Pantagruel: sopa de bogavante, empanada de conejo, carpa rellena con salsa de ajo y mélange de verduras, sorbet, gulyás hus (lo que por aquí llamamos gulash, o goulash), flan de albaricoque con nata, y sachertorte, esa tarta de chocolate típica de Austria. Todo ello regado con un buen (y abundante) vino, claro está. Al leer este menú me vino la loca idea de reproducirlo, y aunque Davies no da la receta de ninguno de estos platos siempre se puede buscar en nuestra bien amada Red y luego hacer eso que tanto pone de los nervios a los guardianes de las esencias gastronómicas, o sea, improvisar y donde dije digo poner diego. (Conociéndome, es más que probable que todo quede en buenas intenciones, pero... ahí va la primera receta, aunque sea la segunda del menú.) Sí, porque no sé por qué razón me llamó la atención eso de hacer una empanada de conejo, nunca se me hubiera ocurrido a mí. Claro, me pongo a mirar y resulta que no sólo es algo normal, digamos, si no que es muy habitual en Galicia, por ejemplo. Así que... en efecto, donde dicen digo yo pongo diego. Pero vamos a ello. Eso sí: es fundamental  dejar la carne en adobo al menos un día.

Ingredientes
Dos láminas de masa para empanadas
600 gr de conejo (a ser posible,  muslos)
Dos cebollas moradas
Dos pimientos verdes
Una zanahoria grandecita
Un ramito de perejil
Dos dientes de ajo
Una cucharada de tomillo
Pimienta
Sal
Aceite de oliva
Un huevo
Un vaso grande de vino blanco

  • Salpimentamos la carne y la ponemos en un recipiente adecuado para marinarla.
  • Cortamos en juliana muy fina la zanahoria, uno de los dientes de ajo y media cebolla y lo añadimos a la carne.
  • En un mortero trituramos media cucharada de tomillo, una cucharada de perejil picado y media cucharadita de granos de pimienta.  Añadimos el vaso de vino blanco y mezclamos bien.
  • Agregamos esta mezcla a la carne y dejamos en adobo al menos un día.
  • Cuando nos pongamos a preparar la empanada, sacamos la carne del adobo y la escurrimos bien. Colamos el líquido y reservamos todo.
  • En la olla exprés, y con un chorro de aceite de oliva, doramos el conejo bien por todos lados. Sacamos y reservamos.
  • En ese mismo aceite pochamos a fuego suave el resto de las cebollas cortadas en aros y luego en tiras, los pimientos cortados en tiras, el otro diente de ajo picado y las verduras del marinado.
  • Cuando estén blandas añadimos el resto del tomillo y un poco más de perejil picado; retiramos, escurrimos bien del aceite y reservamos.
  • Ponemos ahora el conejo en la olla, regamos con el caldo del marinado y si hiciera falta añadimos un poco más de vino. (No tire el jugo que haya soltado la carne, añádala también.) Cerramos la olla y dejamos hacer unos veinte o veinticinco minutos desde que comience a salir el vapor.
  • Cuando la olla pueda abrirse sacamos la carne y la deshuesamos, haciendo una especie de picadillo pero de trozos grandecitos.
  • Mezclamos con el pochado de verduras y reservamos hasta que esté frío.
  • Extendemos una de las láminas de masa  encima de un papel de horno y sobre ella esparcimos nuestra mezcla de relleno. Cubrimos con la otra lámina de masa y cerramos bien  los bordes.
  • Pintamos con el huevo batido, hacemos un agujero como de un centímetro en el centro para que respire y la ponemos en el horno, previamente precalentado a 180º y dejamos hacer hasta que la masa esté bien cocida y haya tomado ese bonito y apetitoso tono dorado.
  •  Sacamos entonces la empanada y la dejamos reposar sobre una rejilla para que suelte la humedad.
  • Puede servirse acompañada de una ensalada, con lo que tendremos resuelta una rica y nutritiva comida.

2 comentarios:

  1. nunca ni la hice ni tampoco la comi pero seguro que tiene que estar bien rica y además sana!!

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  2. Pues yo no conocía la receta de la empanada de conejo, quizás por eso te llamó la atención este plato porque parecía que no era muy habitual.

    Te ha quedado fabulosa, aunque a mí los conejos me producen mucha ternura y nunca los he querido comer.

    Saludos!!

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