8 de mayo de 2012

Los diarios del ron

Bruce Robinson
Bruce Robinson, autor de tres o cuatro cosas perfectamente olvidables, y justamente olvidadas, incluida Withnail & I fully de 1987, su primer trabajo como director y considerada una película de culto, (¿?) escribe y dirige a mayor gloria, se supone, de Johnny Depp que además de interpretarla la coproduce, esta Los diarios del ron (que no se sabe muy bien por qué están pluralizados en su exhibición española). Basada en la novela Diario del ron de Hunter S.Thompson autor al que Deep dice admirar mucho y del que fue amigo personal, la película tiene de entrada un problema muy gordo: hace pensar que uno está en su casa, viendo uno de esos cortes para publicidad con los que se destroza el cine en televisión. Quiero decir que está rodada con un estilo que se parece demasiado a una colección de anuncios publicitarios, desde una agencia de viajes con esas vistas de un paradisiaco Puerto Rico a un anuncio de coches de lujo o un aftershave… con Amber Heard luciendo su espléndido, eso sí, palmito pero poco más. Esta sensación de doméstico déjà vu lastra de forma irremisible la credibilidad de una historia narrada de forma plana, con un aburrido academicismo estético por donde los personajes se mueven con arreglo a los más canónicos tópicos del género. A esa falta de credibilidad contribuyen por un lado los mohines de Johnny Depp (luciendo un delirante tupé elvispreleyano) que no parece darse cuenta de que no está en una de pseudopiratas o haciendo de muñecona en una de Tim Burton, y el despendole interpretativo (es un decir) de un desaforado Giovanni Ribisi al que Robinson permite campar por sus respetos; y por otro lado la manifiesta incapacidad del director para dotar de coherencia a su narración. Un sólo ejemplo: no existe evolución en la actitud del periodista Kemp/Deep frente a la intriga de corrupción que se le propone: la acepta primero y la rechaza al fin sin que ni Deep ni Robinson se muestren capaces de expresarlo más que con un brusco cambio de registro, sin que se produzca la menor gradación narrativa que lo justifique… (¿El amor de la bella y superficial Amber Heard/ Chenault hace el  milagro? ¿La belleza de las playas y el peligro que corren sus palmeras bajo la férula de los especuladores inmobiliarios remueve su conciencia de temprano ecologista? Misterio.) 
Incluso los apuntes menos frívolos, como las peleas de gallos (esa cámara lenta, por favor…) o la sesión de vudú (si es que es eso, y en la que, por cierto, director y actores caen en el más espantoso de los ridículos) están tratados con el distanciamiento estético menos conveniente para lograr que el espectador se sienta implicado en lo que ve. La supuesta tensión dramática  se alivia con algunas secuencias humorísticas en el mejor estilo de los chistes de parvulario, así que mejor olvidarlas. Hay un par de cosas que funcionan en este desaguisado: la fotografía de Dariusz Wolski resulta casi siempre eficaz y en alguna ocasión alcanza a insinuar lo que la inepcia de Robinson no es capaz de expresar; y la interpretación de Michael Rispoli convence y casi conmueve a ratos. Por lo demás, yo me atrevería a decir que lo mejor de la función es la discretísima banda sonora de Christopher Young: vi ayer la película y hoy ya no consigo recordar cómo sonaba.




Ficha:
Título original: The Rum Diary
Año de producción: 2011
Duración: 120 min.            
País: USA
Director: Bruce Robinson
Guión: Bruce Robinson
Música:  Christopher Young
Fotografía: Dariusz Wolski
Reparto: Johnny Depp, Amber Heard,
                    Aaron Eckhart, Richard Jenkins,
                    Giovanni Ribisi, Michael Rispoli,
                    Amaury Nolasco, Bill Smitrovich,
                    Marshall Bell, Karen Austin,
                    Andy Umberger, Aaron Lustig
Género: Drama