25 de diciembre de 2011

El topo

Tomas Alfredson
Es posible que en los años 70, con la paranoia de la Guerra Fría y la obsesión occidental por el peligro comunista, tuvieran estas novelas de espías de John le Carré,  (ya que no la calidad literaria que se le quiere atribuir,) una cierta razón de ser consideradas como evasión y exorcismo contra  ese miedo que los propios espías hacían nacer en el pobre ciudadano. Pero hoy son otros los miedos y otras las posibles  maneras de exorcizarlos, y rodar a estas alturas del curso una película sobre una novela protagonizada por el bueno de Smiley  resulta como poco una pizca extravagante, y aunque un director como Tomas Alfredson, autor de la comedia Four Shades of Brown (2004) y de la admirable  Déjame entrar (Låt den rätte komma in, 2008), ofrece una cierta garantía de que veremos algo interesante, lo cierto es que es casi imposible sacar algo de provecho de la piedra que es esta historia de Le Carré, del que ya decía Julio Cortázar, por boca de uno de sus personajes, que tenía el nombre que se merecía... un poco quizá excesivamente cuadriculado en su obsesión con los rusos, muy de funcionario del MI6…  Es cierto que Alfredson maneja casi siempre con pulso firme el timón de esta nave que sin embargo hace agua por demasiadas vías, y la principal es Gary Oldman, un actor habitualmente dado al desparrame interpretativo que aquí se pasa al bando contrario y no mueve ni un músculo en las dos horas largas que dura la función, tetánicamente inexpresivo, incapaz de reflejar una sólo emoción,  no es, como algún crítico ha dicho, un  triste antihéroe, es un actor que no sabe qué hacer con un personaje que, no sólo le viene grande, sino que con él resulta  tan poco creíble como todos esos espías que le rodean. Cierto también que el  guión es muy confuso, que la compleja estructura narrativa, llena de flahsback, no ayuda a aclarar los vericuetos de la historia, tan retorcidos que hacen imposible interesarse por algo que a los diez minutos ya no sabes por dónde va.  
A favor de Alfredson hay que decir que consigue una atmósfera enfermiza y morbosa. Que rueda con absoluta maestría algunos momentos de fascinante cine negro, que la frialdad que en él es habitual semeja aquí el filo de un bisturí, y que es gracias a esa mirada de penetrante frialdad que podemos disfrutar, en un par de ocasiones, de cine de altura: las secuencias iniciales, una explosión de violencia narrada con una precisión casi coreográfica, y el único momento en que Gary Oldman acierta a dar algo de vida a su personaje, cuando narra su encuentro con el elusivo Karla. Pero el resto es puro fuego de artificio, pólvora mojada que aburre y expulsa al espectador de una historia que siempre da menos de lo que ofrece y en la que hasta actores de la talla de John Hurt parecen preguntase qué hacen metidos en  este lío. Película, en fin, apta para los nostálgicos de los años setenta y sus espías.  No tanto, quizá, para quienes sólo busquen buen cine.
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Ficha:
Título original: Tinker, Tailor, Soldier, Spy
Año de producción: 2011
Duración: 127 min.            
País:  Inglaterra
Director: Tomas Alfredson
Guión: Bridget O'Connor, Peter Straughan
Música:  Alberto Iglesias
Fotografía: Hoyte Van Hoytema
Reparto Gary Oldman, Colin Firth, Tom Hardy,
                 John Hurt, Benedict Cumberbatch, 
                 Mark Strong, Toby Jones, 
                 Ciarán Hinds, David Dencik, 
                 Stephen Graham,
Género:
Intriga. Thriller